1948-2022

LA ÚLTIMA CENA

Uno de estos días se me escapaban cuervos de los bolsillos y un huevo en el alma como un malentendido, como el alma, me obstruía el esófago.

Victimario de los cuervos, antes huevo, y alma, ellos me anulaban como a un muerto.

Escribo la sombra del alma en el esófago.

Soy traidor, como un viaje fabuloso alrededor del cuervo, del huevo o de la muerte.

Soy un malentendido amenazante y en peligro, un espantajo, inútil como un huevo, después cuervo o la poesía.

RETRATO

Mira el espejo en la vidriera y todo se refleja menos él.

Se refleja su cuerpo, ve sus ojos, con ojeras, ve su ropa, puesta con cuidado, ve que aprendió finalmente que el mundo es de los otros, cuidadosamente de los otros, con ojeras de los otros y esta calle y la Patria y las reglas de este enfermo, este suspecto hijo de nadie, este anónimo en la calle y en la vida de los otros que no miran el espejo en que él se mira entero y está ausente.

CIUDAD

Dice desde la Escollera:

No es la maldad mi signo aunque destruyo.

El penetrante llamado de los buques me eriza por veces en la niebla (¿qué luna no tienta el irritante ciclo?) cuando petróleo y agua y ese escozor en las rocas me rodea.

Un día lo vieron (tampoco es la bondad mi signo) y me dieron un nombre para sostenerlo todo.

En mi boca está la base de lo perecedero.

Mis ostras renacen sin voluntad ni sino y desde mi piedra es la eternidad quien me desnuda.