1934-2019

VEJEZ DEL OJO

…Han pasado ya muchos años desde que veíamos las cosas como son, árboles y hierbas desentendidos de la clorofila, perros elementales que se muerden la cola ríos surgidos una noche iniciando torrentes sólo para el oído lejano y acucioso del veraneante extendido como un lagarto entre calores y poderosas acechanzas del instinto.

El átomo, sin nombre siquiera, lo ignorábamos hecho pan en los hornos de barro, en la manzana de la más peligrosa rama, en el vino merodeador de bodegas y en la pierna fugaz de la campesina ordeñando.

Era el mundo en que creíamos, superpuesto hábilmente como la piel abandonada de la culebra, cuando la luz no se reconocía onda ni partícula sino que era sol reptando matinal hasta la cama de tablas o la luna entre nubes lengüeteando una charca de barro.

Ya no habrá tiempo de repasos, ni para el descubrimiento maravillado de la luciérnaga, de los rincones y los túneles dirigidos al centro del misterio, el pueblo húmedo de los brujos, ni para la evocación de lluvias y temporales sin más pronóstico que el aire tibio rozando nuestras mejillas de niños, también puestas en duda y desmintiéndose desde entonces…

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….¿Será como esta tarde la tarde de mi muerte, de cielo anubarrado y los pájaros negros cruzando hacia regiones lejanas o perdidas?

¿Se escuchará esta música? .. Tú nada sabes, alma, sólo melancolía de cosas ya perdidas o jamás encontradas hay en tus funerales territorios ocultos donde el verso es la sangre de la herida que llevas como los condenados a muerte llevan su esperanza…

Sería hermoso, es cierto, ser animal o planta, aunque tan sólo fuera por no tener recuerdos ni el latigazo rojo que nos da el pensamiento y por no ver lo absurdo de las instituciones, la predisposición a lo efímero, los incongruentes ideales. Nadie me ame, entonces, hoy me declaro solo.

Me declaré hace tiempo finito y vulnerable… Yo me pongo para el lado de acá, al oeste de lo que no me sirve, inservible yo mismo, primeramente…

Pero está gris la tarde, cruzan pájaros negros, y me pregunto entonces, excitando mis sesos, sin música ni objeto, amor ni instituciones, si acaso, como quiero, será como esta tarde la tarde de mi muerte…

LABERINTO

…No soy sino estos pasos buscando tenues huellas imprescindibles la sombra de otros pasos presentidos a veces y la huella obligada que voy a establecer.

Desde lejos envidio el caminar del perro de prisa inmotivada y legendarias genéticas, tan en su territorio y dueño de sí mismo, tan perro apenas y suficiente con eso.

Pero no espectador, dentro de mi perro me meto y es una piel de donde quiero huir, hay espanto, una calle ensanchándose y búsqueda desatinada dentro de un perro que desconozco.